domingo, 27 de abril de 2014

La Plaza de Oriente de Madrid

Hoy seguimos con un poquito más de historia de Madrid, y hoy os quiero hablar de mi lugar favorito de esta ciudad, como seguro que vosotros también tenéis el vuestro.



Mi lugar se encuentra situado justo entre el Palacio Real y el Teatro Real, si justo ahí que hay una plaza rodeada de jardines y estatuas de mármol a ambos lados en los paseos que hay. 

Bueno pues bien, esta es la Plaza de Oriente, en la cual se puede ver esa estatua ecuestre, pedazo de estatua señores, de Felipe IV de la cual os voy a contar un poquito el por qué, así a simple vista, no es una estatua cualquiera, pues tiene sus sorpresas como los huevos kínder y nunca mejor dicho, porque la sorpresa está en el interior.



La historia se remonta a 1630, Felipe IV quería una escultura a caballo en su honor, al igual que su padre Felipe III, que se encuentra en la Plaza Mayor. 

En primer lugar, para empezar con esta obra el rey contó con la ayuda de Pietro Tacca, escultor italiano. 

Éste comenzó con sus bocetos, pero recibió una noticia de que el rey quería aparecer representado en corveta, es decir, con el caballo apoyado sobre sus dos patas traseras, algo que hasta el momento solo se había plasmado en pintura. 

Esto suponía una dificultad importante, por lo que pidió ayuda al pintor Velázquez, el cual le mandó varios bocetos al italiano para que se hiciera a la idea.


Pero claro el problema era el peso de la estatua, tenía que ver cómo equilibrar el peso del caballo y del jinete sin que se viniese abajo.

Para este dilema tan grande tuvo que pedir ayuda al genio del momento, al astrónomo y físico Galileo Galilei

Pronto encontró la solución y le dijo lo que tenía que hacer, tenía que construir la parte delantera de la obra de forma hueca y la trasera de forma sólida y maciza, actuando de contrapeso. Con esta fórmula se logró la primera estatua en corveta del mundo. 

Pero aún así tuvo algún que otro problema, ya que el rey al ver la estatua quedó tan disgustado por el poco parecido a su rostro que rápidamente pidió la elaboración de un nuevo busto, mientras la obra se guardaba en el sótano del palacio.

En 1640, se acabó la obra. Vamos ya me diréis vosotros que 10 años para hacer una estatua se dice pronto, ahora dices hazme una estatua y en 6 meses la tienes y envuelta en papel de regalo.


Espero que os haya gustado y nada para la siguiente, os contaremos más misterios e historias chulas de esta nuestra querida ciudad.

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