Pues ya hemos llegado al ecuador de nuestro viaje y ¿qué nos
queda por ver? la propia ciudad de la Coruña, la dejamos para ver el sábado
porqué alguno de los sitios donde queríamos ir la entrada era gratuita y había
que aprovechar. Que deciros que no haya que ver en la capital, si para los forofos
del futbol se encuentra el Estadio Riazor y enfrente su playa, que la verdad
tiene unas dimensiones interesantes para darte un paseo por la orilla bastante
chulo y apetecible.
Pero como yo no soy forofa del fútbol vamos a lo turístico
que seguro que también os interesa. Nos ponemos nuestro calzado más cómodo y
también si no os importa andar dejar el coche aparcado, que después de los días
anteriores se agradece un paseo y que el coche descanse que también se lo ha
ganado, y empezamos nuestra ruta viendo la famosa Torre de Hércules, es el
único faro romano que sigue teniendo su función inicial en la actualidad, es
impresionante visto desde abajo, pero ya subir al faro y ver toda la costa es
más impresionante todavía desde la cual se puede apreciar mejor la Rosa de los
Vientos, la entrada son 3 euros y la reducida con carnet joven (acordaros que
es importante) es la mitad, merece la pena pagar solo por las vistas que tienes
desde arriba, eso sí, si no tienes vértigo y problemas de articulaciones porque
son todo escaleras para subir a la torre, con sus correspondientes salas para
ver.
De ahí tienes muchos senderos para recorrer todo el parque
que lo conforma y poder llegar de alguna manera al Parque de los Menhires, son
senderos bastante transitados por corredores y ciclistas y es lógico porque
respiras aire puro acompañado de la brisa del mar, sin duda para los
deportistas es una maravilla, es un recorrido de libre elección y que podéis
ver toda la costa incluso se puede llegar a ver un poquito el Ferrol desde los
acantilados. Una vez visto el parque de los Menhires, decidimos seguir andando
hasta nuestro próximo destino, el Castillo de San Antón, que si os acordáis en
la primera entrada puse que estaba en el otro extremo del paseo marítimo,
efectivamente desde la Torre de Hércules hasta el castillo hay unos 30 ó 40
minutos andando, pero en buena compañía se hace llevadero, y más teniendo en
cuenta que esa zona es característica por las farolas que hay de colores y
formas llamativas, también nos encontramos con alguna que otra playa con
bastante gente y esos atrevidos que habiendo salido unos rayitos de sol se
habían metido a darse un chapuzón.
Después de nuestro largo paseo que no veíamos el final
llegamos al castillo, se encuentra en uno de los puertos de la capital, en él
se encuentra el Museo Arqueológico e Histórico de la Coruña, es un castillo del siglo XVI que formó parte, junto con el Castillo de Santa Cruz y el Castillo de San Diego, de una red estratégica de castillos y baterías para defender la ciudad de A Coruña, como os comenté, los sábado la entrada es gratuita y si no son 2€, y no está mal para ver y es interesante también de ver.
Después de nuestro paseo mañanero decidimos ir a comer al centro de la A Coruña, dónde se encuentra la Plaza de María Pita, lo equivalente a nuestra Plaza Mayor en Madrid, y para comer en las calles paralelas la verdad que está muy bien y no es caro. Después de haber dejado el coche abandonado, y comer teníamos que emprender nuestro viaje de vuelta, y seguimos de paseo por el paseo marítimo, pasando por la Playa del Matadero, otra de las playas que se encuentra en la capital. Hay que ver lo que da de sí andar, que hasta nos encontramos con el acuario de la ciudad.
Si os pensáis que nuestro día había acabado, no es así, nos fuimos a la otra punta del paseo marítimo, al mirador de O Portiño, dónde se encuentra el Monte de San Pedro,en el que encontramos un parque bastante grande, que como os he dicho se encuentra en el monte, hay 2 maneras de subir, o bien en un elevador que cuesta unos 3€ y reducida con nuestro famosos carnet a la mitad de precio, o bien con el coche que tiene aparcamiento, nosotros subimos en coche, ya que estaban arreglando el elevador y no se podía usar.
¡Vaya pedazo de parque,señores! que cuestas, que vistas, que laberinto, que de gente, que césped, no importaba lo cansados que estábamos, merece la pena ir y si puedes tumbarte en el césped y admirar el paisaje, os aseguro que os gustará. Cuenta con un laberinto, que visto desde arriba es una pasada, y recorrerlo mejor aún, porque oyes a todos los que está dentro como toman sus caminos y te echas unas risas, nosotros conseguimos llegar al centro y volver a salir sin problemas, había niños que se lo hacían corriendo incluso. Después subimos hasta el observatorio y desde ahí pudimos ver todo el recorrido hacho por la mañana, ya que al otro lado, a lo lejos podíamos ver la Torre de Hércules.
Recorrimos todo el parque dando un paseo y nos hubiera gustado probar el césped para descansar de nuestro largo día, íbamos preparados con nuestra toalla, pero preferimos tumbarnos ya en la cama, porque nuestro cuerpo lo iba a agradecer más.