Yo sé que después de ese primer
día tan intenso que os conté tenéis ganas de más, si lo sé qué vuestro cerebro
está diciendo que más puedo ver allí que
yo creo que solo hay pueblos perdidos, y sí de esos hay para aburrir. Bueno pues
nuestro segundo día lo dedicamos a recorrer algo turístico de aquella zona como
son las playas y sobre todo los faros, porque se encuentra la Costa Da Morte
allí mismo.
La ruta que nosotros hicimos era
de 9 faros, pero solo vimos 3, los que más cerca nos pillaban, ya que la
distancia mínima entre unos y otros era de media hora por lo menos y queríamos
hacer más cosas, eso sí antes de iniciar esta ruta os recomiendo que os cojáis
un buen gps y direcciones porque si no puede que os perdáis por el camino, que
lo mismo es la experiencia de vuestras vidas, pero merece la pena ver los
faros.
Empezamos nuestra ruta con el faro
de las Islas de Sisargas, a mí me costó encontrar el faro para que mentiros
porqué su propio nombre lo dice se encuentra en el mar en una isla de las 3 que
lo forman, se encuentra en la más grande, desde los acantilados se puede ver
una pequeña ermita, y como curiosidad a todos los sitios que íbamos había
merenderos, entendible porque las vistas son espectaculares, este faro se
encuentra en el concejo de Malpica de Bergantiños, desde el mirador se puede
ver una playa a la cual fuimos y que estaba desierta, fui una valiente y metí
los pies y eso que el día no acompañaba porque estaba nublado, suerte que no
nos llovió, la verdad que allí a cada paso que das por los pueblecitos puedes
llegar a unas playas preciosas.
Nuestro siguiente destino fue el
faro de Punta Nariga, también el mismo concejo que el anterior y que sin duda
de los 3, fue el que más nos gustó, comenzó a funcionar a finales del S.XX y simula un barco de piedra que reta al mar. Esta forma de barco está bien lograda gracias a sus 3 partes bien diferenciadas. Su base, triangular, reproduce la proa que encara al mar, y parece que va a romper las olas de un momento a otro. Sin duda el que más os recomiendo que veáis.
Por último y ya también fue donde
aprovechamos para comer, llegamos al pueblo de Corme, en el que se encuentra el
faro de Punta Rocundo, es un lugar curioso, en primer lugar porque tiene un
faro “gemelo”, el faro de Laxe, y en segundo lugar porqué según cuentan es un
lugar donde van a acabar muchos barcos su vida, es decir, que se producen
muchos naufragios en esa costa. En Corme comimos muy bien porque
es un pueblo pesquero y de costa, y sin duda comeréis bien y por poco dinero.
Por la tarde decidimos, después de
a ver visto aldeas con sus horreos, que para aquellos que no lo sepan son
construcciones similares a una casa pequeña de piedra, la cual se encuentra en
sitios altos, en mi caso acostumbrada a los horreos asturianos que son bastante
diferentes, al ver los gallegos dude de lo que era porque todos eran iguales y
con una cruz, ingenua de mí que al no ver a penas cementerios pensé que cada
casa disponía de su propio panteón, ¡si lo sé! es un poco tontería pero es lo
que tiene el estar nublado el día y la propia persona, el caso que por la tarde
fuimos por la costa para ver las playas y hacer alguna parada y ver algo más de
tierras gallegas.
Después de una ducha y un día
agotador de coche y andar, pedimos recomendación a nuestra recepcionista para
ir a un sitio donde poder comer marisco, tampoco una mariscada que somos
estudiantes y jóvenes, pero si disfrutar al menos de productos de la tierra, y
nos recomendó ir a un pueblo que estaba a 12 km del nuestro, Caión, nos dijo
varios sitios cerca del puerto, pero aprovechando, miré algún sitio más por si
acaso y encontramos un sitio estupendo para cenar al lado del puerto, el Bar Zarra, sin duda hicimos una buena
elección después de un largo día de paseo, pero antes de ir a este pueblo,
hicimos una parada en otro mirador con una pequeña playa al lado, que si el
anterior día tenía unas vistas estupendas, este no se quedaba corto.
Espero que estas cosas que os voy
contando os sirvan y os den más ganas de conocer la Coruña y mirad que yo no es
que sea de campo como las amapolas, pero un viajecito y cambiar de aires no
viene mal y sin duda es un destino que repetiría.
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