jueves, 3 de octubre de 2013

Preparándonos para Turín

Han pasado muchos años desde que volvimos de Turín. Nuestra estancia allí se debió  a las prácticas de Turismo que Elena y yo, Ainhoa, tuvimos que hacer durante nuestro curso en el año 2009-2010, y aunque fueron pocos meses (tan solo tres), reunimos muchísimas experiencias que, hoy por hoy, nos han ayudado a crecer y a ver la vida con otros ojos.

Hemos decidido contar nuestra historia, historia que algún día espero que continuemos desde donde lo dejamos, en un zulo/chamizo en Via Cernaia (ya veréis porqué jajaja).

Antes de empezar a contar nuestra historia situaremos dónde está Turín.
Turín se encuentra en en el norte de Italia en la región del Piemonte (en castellano Piamonte).

Si miráis un mapa de Torino y buscáis la situación de Via Cernaia podréis comprobar que está en pleno centro. Y volviendo a lo del zulo, diréis… ¿un zulo en el centro? Pues lamento deciros que sí, era un mini piso abuhardillado, el cual nos dará para abrir más entradas al blog.
Esta es nuestra historia, y espero que a muchos de vosotr@s os ayude a que vuestra estancia sea un pelín mejor y a que, bueno, disfrutéis de las aventuras de dos chicas perdidas en Italia.


¿Por qué Turín?


Todo comenzó cuando estábamos casi a finales de terminar nuestro curso de Turismo (Información y comercialización Turísticas). El centro en el que estudiábamos ofertaba realizar las prácticas en el extranjero, y cierto día nos preguntaron a cuantos de nuestra clase les gustaría irse fuera.  Aquel día yo, Ainhoa, estaba en casa pachucha, y me lo comunicaron por mensaje al móvil. En esos momentos reaccioné pensando “bueno, como no me va a tocar, voy a decir que sí, ¡total!”. Este pensamiento fue porque realmente había un cupo de gente para salir fuera. A todo esto, me contestaron a los segundos, y acabé saltando por casa como una loca. No me lo podía  creer, ¿yo fuera?

El caso es que no le di más vueltas, no lo pensé más. Sin embargo cuando llegó la hora de despedirme de mi novio y mi familia, sí que empecé a pensar en qué berenjenal me había metido.

Yo, Elena, al igual que Ainhoa, dicho día en el que nos preguntaron sobre si nos gustaría hacer las prácticas en el extranjero, pensé igual que ella “Venga digo que sí que quiero (cosa que quería desde hacía muchísimo tiempo) si total no me lo van a conceder”, con la suerte de que lo conseguí.
Tras relajarme un poco de mí estado eufórico, de vuelta a casa llamé a mi prima para darle la noticia. Seguidamente cuando entré por la puerta de casa fui directa a la habitación de mis padres, dónde me puse a llorar como una loca, hasta que conseguí mediar palabra y contárselo  a mi madre (que la pobre estaba alucinando porque no sabía que narices me pasaba, jajaja) y nos pusimos las dos a lloriquear, por qué…¡¡¡¡ERA MI SUEÑO!!!! Ir al extranjero a vivir y lo había conseguido.


Trabajo, alojamiento, billete…los preparativos del viaje


En principio, a cada una le había tocado una empresa en la que trabajar. A Elena, le tocó una agencia de viajes, mientras que a mí,X. Y digo X porque hasta que no llegué allí no tenía ni pajolera idea de qué tipo de empresa era y a que se dedicaba, y menos los que dirigían el curso. Investigué en internet, pero no salía nada. Así que allí iba a la pura aventura, pensando con medio carcajadas y preocupación, que no fuera una empresa ilegal o algo parecido.

El trabajo por tanto ya estaba asegurado y solo nos faltaba la casa, ¡Ay la casa!...
El alojamiento fue otro percal, que a medida que pasaban los días se fue convirtiendo en un problema (y que a lo largo de los capítulos os iremos contando)
El sistema de elección del alojamiento tenía dos opciones: o te la buscas por tu cuenta  mirando páginas webs o te dejabas asesorar por el ayuntamiento de la ciudad. Nosotras decidimos primero ver vía internet, pero el problema fue que solo accedíamos a las que nos mostraban los pisos más caros, y esto fue porque no teníamos ni idea de italiano.

Así que optamos por ver como era la opción que nos propuso la delegada del ayuntamiento,  la cual nos mandó un link con fotografías del sitio. Cuando echamos un vistazo no nos pareció un mal piso: tenía muebles de IKEA, más o menos limpio, no muy grande, terraza…(Aquí tenéis el link http://www.torino-residence.com/gallery_en.htm). Después de pensarlo mucho decidimos quedarnos con ese y pagar el precio de 600€/mes, electricidad aparte pero con un llamativo servicio de limpieza todas las semanas.

El tema del dinero era otro asunto bastante importante. Nosotras viajábamos con una beca ERASMUS, una beca muy bonita que solo podías tocarla después de tu gran aventura. Por tanto nos tocó coger nuestros ahorros o pedir un crédito (como en mi caso) para poder irnos allí. La segunda opción, no fue tan alarmante como pudierais pensar, en realidad solo es pedir cierta cantidad de dinero que sabes que luego te va a devolver el ministerio. Si acaso son papeleos y bueno, si mal no recuerdo, el miedo a que no nos lo pudieran dar.

¡El billete! Se nos olvidaba algo también indispensable… jajaja. El billete de avión nos costó una pasta gansa. En aquellos tiempos ninguna compañía aérea de bajo coste realizaba vuelos directos a Turín y tuvimos que optar por Iberia (claro así nos costó tanto, Iberia no es muy económica). Y eso que lo cogimos con antelación. Otra opción de vuelo era coger Madrid-Milán Malpensa con compañía de bajo coste (como Easyjet) y después tomar un autobús o tren a Turín. La verdad que no teníamos ni idea como mirar los autobuses y demás, así que nos quitamos de problemas soltando el "money". 



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